martes, 26 de abril de 2016

Mamíferos en peligro de Extinción











Mamíferos Mexicanos en Peligro de Extinción






María Isabel Dionicio Teniente
Universidad Abierta y a Distancia




Abril de 2016






Mamíferos Mexicanos en Peligro de Extinción.

Introducción



A partir del siglo XXI la mayoría de las especies mexicanas de mamíferos pueden considerarse en peligro de extinción, amenazadas o con problemas de conservación. Esto se debe a la gran devastación que hemos hecho de bosques, selvas, desiertos, arroyos, playas, mares, etcétera, en los que hemos destruido los hábitats de un gran número de especies.
La Norma oficial mexicana (NOM-059-2001-SEMARNAT) proporciona una lista de 295 especies y subespecies de mamíferos en alguna categoría de riesgo. Cervantes et al. (2003) menciona 450 especies de mamíferos terrestres, y Ceballos y Oliva (2005) reportan 525 especies, reconociendo 230 especies mexicanas en riesgo. Aproximadamente la mitad de las especies de mamíferos mexicanos tienen algún tipo de amenaza para su conservación. Esto es sumamente grave, ya que de no darse un cambio en las estrategias de desarrollo, toda esta riqueza podría perderse en muy poco tiempo.
México es rico en mastofauna, desde edentados (Orden Xenarthra) como los armadillos, hasta cetáceos (ballenas). Si bien por número de especies destacan los roedores (ratones) y quirópteros (murciélagos), en la biodiversidad de grupos de mamíferos encontramos, además de los ya mencionados, a los marsupiales (tlacuaches), pinnípedos (focas y leones marinos), lagomorfos (conejos y liebres), ungulados (venados), perisodáctilos (pecarís), insectívoros (musarañas) y los muy especiales sirénidos (manatíes). Lamentablemente en todos estos grupos encontramos especies en peligro de extinción o gravemente amenazadas.
México es uno de los cinco países que pueden preciarse de una diversidad biológica abundante. Así, puede decirse que es megadiverso, lo que significa que la superficie nacional es privilegiada en lo referente a tipos de ecosistemas, así como al número y la variación genética de las especies.






Desarrollo

Resulta muy difícil englobar las causas de desaparición de las especies, pero podemos decir que en la mayoría de ellas se debe a la destrucción de su hábitat. México se encuentra entre los cinco países con mayor diversidad del planeta; sin embargo, debido a muchos factores estamos deteriorando seriamente las selvas del sur, al igual que los bosques y pastizales del norte, incluyendo por supuesto playas, manglares, etcétera, reduciendo así la capacidad de los animales para encontrar sitios adecuados para su sobrevivencia y reproducción.
La cacería ilegal sigue siendo un grave problema: la falta de regulaciones efectivas e incentivos, propician que muchos pobladores salgan a cazar sin una regulación de temporada, época reproductiva, etcétera. Muchos aún justifican en la caza de subsistencia las cacerías sin control ni beneficio para las poblaciones. Por otra parte, aún persisten también algunas cacerías con fines religiosos. Si bien es innegable que poco a poco ha habido un cambio, por contar con leyes más estrictas, como la ley de equilibrio ecológico, apoyada por convenios internacionales como el Convenio Internacional de Comercio de Especies (CITES) o simplemente porque la defaunación ha hecho cada vez más difícil encontrar a algún espécimen.
Así, la mayoría de las especies en peligro de extinción o amenazadas tienen esta condición porque sus hábitats específicos están desapareciendo. Para muchas de ellas esto se debe a que tienen en sí poblaciones pequeñas, adaptadas a condiciones muy particulares en la gran cantidad de microambientes que se forman en el territorio nacional, gracias a que éste se encuentra en una zona de transición sur-norte.
México es uno de los cinco países que pueden preciarse de una diversidad biológica abundante. Así, puede decirse que es megadiverso, lo que significa que la superficie nacional es privilegiada en lo referente a tipos de ecosistemas, así como al número y la variación genética de las especies.
En la república mexicana se encuentra 10% de las especies existentes en el planeta, de las cuales alrededor de 50% son especies endémicas, y su existencia se limita a una determinada zona. Lo demuestran las 1,681 especies de mamíferos, las 1,054 especies de aves –más de las que habitan en Estados Unidos y Canadá juntas– y las 704 especies de reptiles, 51% de ellas endémicas, por tanto cabe destacar, con excepción de Australia, no hay otra región en el mundo que cuente con tantas. En la fauna endémica se encuentran rangos de distribución muy restringidos, limitados a una isla o a una determinada región del país, como por ejemplo el charal tarasco (Chiostoma charari), al cual sólo se le conoce en un pequeño lago alimentado por el manantial La Mintzita, situado a ocho km al oeste de Morelia.
Pero la riqueza de la biodiversidad de México no es infinita. Últimamente se ha visto muy mermada y año tras año se puede apreciar con fotos aéreas e imágenes desde el espacio cómo desaparecen selvas, bosques y otros tipos de vegetación nativa que ponen al borde de su existencia a una creciente cifra de animales asociados a ella. De esta manera, la situación se torna cada día más delicada, pero como aún no se nota, tanto la gente hace como que no ve, como que no oye, como que no siente... Pero, ¿hasta cuándo? ¿Hasta que sea tarde?
En la NOM de 2001 se mencionan 221 animales en peligro de extinción. Entre ellos destacan 43 especies de mamíferos, 72 de aves, 14 de reptiles, seis de anfibios, 70 de peces y 16 de invertebrados. Cabe señalar que la lista es un intento para aproximarse a la realidad, pues existe una revisión continua de acuerdo con un mayor y mejor conocimiento de la flora y la fauna de México.
Respecto de las especies endémicas en peligro de extinción, se pueden enumerar ocho de invertebrados, 62 de peces, cinco de anfibios, cinco de reptiles, 38 de aves y 17 de mamíferos, de acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2001.
Por desgracia, las actividades humanas no son compatibles con la vida salvaje y son las que más amenazan a la fauna y la flora. Los entornos se fragmentan y con ellos caen y se degradan los ecosistemas. A la tala de árboles le sigue de inmediato un insidioso proceso de erosión y poco después ocurre una serie de modificaciones que reducen los bienes y los servicios ambientales, lo cual sumado propicia la extinción de los animales residentes en la zona.
De un año a otro se derriban 600 mil has de selvas, bosques y otros tipos de vegetación nativa en México equivalentes a la desaparición de un campo de fútbol por minuto. La mayor parte de esta destrucción se justifica aduciendo fines económicos, como destinar tierras a cultivos o pastizales. Se puede afirmar que estos últimos son los enemigos declarados de los ecosistemas. También hay que agregar a la lista los incendios.
De esta manera, tanto la agricultura como la ganadería resultan particularmente destructivas. Adicionalmente, los lagos y los ríos están contaminando el entorno con sedimentos que arrastran con la fuerza de la lluvia y el viento.
A este frenesí de barbarie se añaden las actividades ilegales, como la compraventa de animales silvestres y la cacería furtiva. La enorme demanda de aves exóticas con fines decorativos para residencias y hoteles ha disparado el comercio clandestino y las ha convertido en mercancías codiciadas, por lo que su futuro es incierto, con graves consecuencias para las poblaciones y los ecosistemas.
Es frecuente encontrar en los periódicos notas como la siguiente, que fue tomada al azar: “El día de hoy, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, PROFEPA, decomisó 19 ejemplares de fauna silvestre, algunos de ellos catalogados como ‘en peligro de extinción’, provenientes de Oaxaca, Yucatán, Chiapas y Campeche en mercados ambulantes de Atizapán y Nicolás Romero, Estado de México”.

Grupos particulares
La gran mayoría de los pequeños mamíferos (roedores, quirópteros, pequeños carnívoros, etcétera) ven en la destrucción de su hábitat la principal causa de su desaparición; sin embargo, es importante destacar dos grupos, que no son los más numerosos pero sí importantes por las interacciones que tienen con el ser humano y la poca atención que se les ha prestado en sus problemáticas de conservación: los mamíferos marinos y los grandes carnívoros.

Mamíferos marinos
En nuestro país están presentes prácticamente todas las familias de cetáceos, la súper familia Platanistoidea; la beluga y el narval, Monodontidae, y la ballena franca enana, la única de la familia Neobalaenidae. En cuanto a los pinnípedos, de las tres familias sólo falta la de las morsas, Odobenidae. Sin embargo, es interesante notar que la costa occidental de Baja California fue escenario para la evolución de las morsas, pues allí se han encontrado fósiles de estos organismos. En la familia Balanopteride (verdaderas ballenas) la NOM reconoce 7 especies, 6 de las cuales están bajo el régimen de protección especial y una en peligro; 18 miembros de la familia Delphnidae (delfines y orcas); 2 de la familia Keogidae (Cachalotes); 2 de la familia Phocoenidae (marsopas), entre ellas la vaquita marina, y, finalmente, 5 de la familia Zifinidae (ballenas picudas). Prácticamente todas estas familias están bajo protección especial, porque la gran mayoría de las especies de cetáceos usan las aguas mexicanas como lugar de procreación. Estos estatus de protección corresponden frecuentemente a acuerdos internacionales. Un caso especial son los delfines y las marsopas, como la vaquita marina, frecuentemente atrapados en redes de pescadores en las que perecen por asfixia.
Los pinípedos (focas y lobos marinos), que habitan sobre todo en las costas de la península de Baja california, ven afectadas sus poblaciones por diferentes causas, como son la destrucción de sus hábitats, pues muchas de las playas se están transformado rápidamente en destinos turísticos, o bien se ven influenciados por éstos, por lo que los animales ya no encuentran en esas playas sitios a salvo para la procreación. La contaminación de los mares y las malas prácticas de pesca también son factores para la desaparición de estas especies. Dos miembros de la familia Otaridae, el lobo marino de california y la foca de Guadalupe, aparecen en la Norma, el primero bajo protección especial y el segundo, en peligro. La familia Phocidae, del elefante marino (Mirounga angustirostris), aparece como amenazada; la foca común (Phoca vitulina), está bajo protección especial, y la foca monje del Caribe (Monachus tropicales), aparece como extirpada del medio silvestre.

Los grandes carnívoros
México presenta una gama de carnívoros dentro de su mastofauna nativa. Tenemos varios representantes de los carnívoros, los cuales podemos dividir, arbitrariamente, en dos grupos: los pequeños carnívoros, dentro de los que encontramos a los zorrillos, las comadrejas, los cacomixtles, etcétera. sin embargo, en la mayoría de los casos estos animales tienen tasas de reproducción relativamente altas, que les permiten sobrevivir aún en zonas con alta presión humana, en pequeñas áreas naturales. Estos micro-carnívoros consumen en su mayoría insectos, aves, reptiles o algunos mamíferos de menor tamaño. Cuando llegan a tener interacción con el hombre, normalmente es porque consumen huevos, gallinas o pollos, ocasionando pérdidas económicas a los campesinos de escasos recursos económicos, aunque el daño no es importante en términos económicos.
El otro grupo de carnívoros importante en México es el de los denominados mega-carnívoros o carnívoros de gran tamaño. Estos mega-carnívoros suelen tener mayor cantidad de encuentros con el hombre y su condición de consumidores de carne hace que frecuentemente esas interacciones entren en el plano de los conflictos, ya que actúan en mayor grado con el ganado doméstico y muy escasamente causan la muerte directa de los seres humanos. Estos conflictos se ven incrementados en número e intensidad por la destrucción de los hábitats nativos y por la destrucción consecuente de las presas tradicionales de los mega depredadores, por lo que la caza ilegal (en ocasiones promovida por los gobiernos) ha sido un factor importante para que en la actualidad los grandes carnívoros mexicanos estén en gravísimo peligro de extinción, a pesar de que muchos de ellos deberían ser motivo de orgullo nacional.
Felinos
De los seis felinos silvestres (Cervantes et al. 2003) que habitan el territorio nacional, el más conocido es el Jaguar (Panthera onca). Esta especie de origen tropical ha sido reconocida como el más poderoso de los depredadores. Este bello animal se distribuía en todas las zonas tropicales de México. Aunque actualmente se ha encontrado en todo el sureste, principalmente en Chiapas, Quintana Roo y Tabasco, se le ha localizado en estados del norte como Sinaloa, mientras que en el Golfo se han reportado jaguares casi hasta la frontera con Estados Unidos y es posible que entren en ese país, no se conoce realmente la situación real del estado de conservación de esta especie, entre otras causas porque, como todos los felinos americanos, es solitario y tiene hábitos nocturnos, además de ser sigiloso por naturaleza. Si bien el jaguar fue cazado extensivamente por su piel, las fuertes regulaciones tanto nacionales como internacionales, acerca del comercio de pieles, han tenido un impacto positivo en la disminución de la caza furtiva. Sin embargo, la cacería ilegal aún se presenta pretextando la depredación que causan o pueden causar sobre el ganado.
El Puma (Felis concolor) es un felino que habita en los bosques del norte del país, de donde es originario, y ha migrado hasta el sur del continente. Su situación es quizá más desconocida que la del Jaguar. Es la única especie de los felinos que no aparece en la norma oficial bajo ninguna condición de riesgo. Para la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, esta especie es considerada como de “ultima preocupación”, lo que quiere decir que no se encuentra en grave situación de conservación, debido principalmente a su amplio rango de distribución.
De los pequeños félidos el jaguarundi (Herpailurus jaguarundi) es la especie que se encuentra en mayor peligro de extinción. Es reconocida como amenazada, a pesar de que como especie tiene una distribución que abarca el sur de estados Unidos (Texas, Arizona y Florida) y llega hasta el sur del continente. Por ser de tamaño pequeño su alimentación se restrinje a vertebrados chicos, y debido a sus hábitos de vida al interior de las selvas húmedas, es poca su interacción con el ser humano.
Los dos pequeños gatos manchados: el magray (Leopardos weddii) y el ocelote (Leopardus pardalis), están en la característica de en peligro. Estos animales, que no rebasan los 10 kg de peso, viven en las zonas selváticas, desde el sur del país hasta sudamerica. Son perseguidos por sus pieles, aunque, como en el caso del jaguar, este comercio ha disminuido. Al igual que los otros gatos, sus hábitos nocturnos y su hábitat al interior de las selvas hacen muy complicado dar un reporte confiable de la condición de sus poblaciones (Ceballos y Oliva, 2005)
El lince o gato montés (Lynx rufus) no aparece en la lista de la Norma ofical Mexicana. Su presencia en México suele ser confundida con los gatos ferales, gatos domésticos que por su tamaño y coloración abandonan el entorno humano para convertirse en silvestres. De ahí que existan pocos reportes sobre la especie, a pesar de no encontrarse “oficialmente” en peligro. Debido a la disminución de su hábitat natural y la presencia misma de gatos domésticos con los que esta especie puede entrecruzarse, en algún momento puede desaparecer.

Osos
Otro grupo importante de grandes carnívoros es el de los osos. En México alguna vez habitaron las dos especies de grandes úrsidos Americanos: el Grisli (Ursus arctos) y el Oso Negro (Ursus americanus). El primero aparece en la NOM-059 con el estatus de extirpado del medio natural. En México no se conoce la presencia de esta especie desde los años sesenta del siglo XX (animales extinción. es). La subespecie que habitaba en nuestro país era el Ursos arctos nelsoni, cuyas descripciones indican que era enorme, pues alcanzaba hasta 1.90 m de alto, parado en dos patas, y más de 300 kg de peso. La principal razón de su desaparición fue la cacería indiscriminada, aunada a su bajo potencial reproductivo. Por ser un carnívoro cazador se le atribuyó la destrucción de ganado en el norte de México.
La especie que se mantiene en México es el Oso Negro. También es carnívoro y se sabe que puede cazar y depredar ganado. La mayoría de sus hábitos alimenticios incluyen bayas, frutos y varios vegetales, por lo que es percibido como una amenaza menor para la población humana. En la norma oficial mexicana esta especie figura como “en peligro y en la modificación que se hizo en el 2008, se reconoce a la población que habita en la Sierra del Burro, en Coahuila, como de protección especial. Encontrarse esta especie en el apéndice II del CITES (Convenio Internacional de Comercio de Especies) indica que puede ser objeto de cierto nivel de comercio, ya que en norteamérica existen poblaciones importantes en el medio silvestre, lo que significa que la especie no está en grave peligro a nivel mundial. A pesar de esto la especie está considerada dentro de los programas de protección especial del convenio Canada-Estados Unidos-México para su protección.
Cánidos
La familia de los cánidos es la tercera de los grandes depredadores. Cervantes et al. reconócen cuatro especies de esta familia: el coyote (Canis latrans) y la zorra gris (Urocyon cineroargentatus) no están considerados en peligro por la NOM-059-2001. Son especies muy adaptables y esquivas, con altos potenciales reproductivos y omnívoros, por lo que pueden comer prácticamente lo que sea. Dos especies más de la familia cánide sí aparecen en la Norma: la zorra del desierto (Vulpes velox), de la cual se reportan 6 subespecies, todas bajo el criterio de amenazadas. Su distribución reducida, tamaño pequeño y hábitat específico, hacen que esta especie esté en peligro de extinción.
 El lobo mexicano es el último de los grandes carnívoros que está considerado por la NOM-059 como extirpado del medio natural. Los últimos ejemplares de que se tenga evidencia científica, fueron capturados a finales de la década de los setenta en Durango y Chihuaha. Desde entonces los escasos reportes de aullidos o avistamientos no han podido ser comprobados. Esta especie, tiene una subespecie prácticamente exclusiva de México: el lobo mexicano (Canis lupus baileyi), que se encuentra en estado de conservación. Actualmente la SEMARNAT (2009) la tiene como una de las especies prioritarias para la conservación. Tiene un plan piloto para reintroducir un número limitado de ejemplares en el noroeste del país, en las zonas altas de la Sierra Madre Occidental, que permita recrear uno de los ecosistemas de esta zona del país.
Como ninguna otra de las especies mencionadas, el lobo mexicano tiene una historia de recuperación que demuestra que el trabajo decidido y en conjunto da resultados importantes. A partir de sólo cinco lobos capturados, más unos cuantos más que se encontraban en un rancho texano y algunos albergados en el zoológico de San Juan de Aragón, se cuenta ahora con más de 300 en zoológicos de México y Estados Unidos. El proyecto tenía el objetivo de reestablecer al menos una población de esta especie en su área original de distribución (Álvarez, et al., 2003).
El lobo, como ninguna otra especie de mamífero, fue perseguido, cazado, envenenado y exterminado en México, principalmente por la depredación que causó ésta muy adaptable especie sobre el ganado ovino, vacuno y caballar, además de ser la causante, como se le atribuyó, de la diseminación de la rabia entre los perros domésticos (González et al. 2004). Los esfuerzos por su recuperación se vuelven todavía más importantes ante el cambio de actitud para reconocer que su desaparición, como la de cualquier otra especie, es una pérdida irremediable, mientras que los programas para recuperar ésta se hacen necesarios.
El ejemplo del lobo mexicano puede ser seguido para otras especies como el oso y el jaguar, que si bien sus poblaciones no se han reducido tanto como las del lobo, sí han visto mermadas las áreas en las que antes era común observarlos.

Conclusiones
Debido a lo complicada que es la conservación de los mamíferos en México en el siglo XXI, el incremento en la población humana y la destrucción intensiva de las zonas naturales, en gran medida por problemas de corrupción, la falta de compromiso, educación y conciencia, se reducen cada vez más los hábitats en que viven los mamíferos silvestres grandes y pequeños. Si bien el cambio de actitud mostrado por algunas autoridades y la existencia de leyes e instrumentos jurídicos cada vez más estrictos, permiten albergar la esperanza de que muchas de las especies encontrarán refugio para estar a salvo y sobrevivir, es claro que será solamente a través de la educación ambiental de la población; la generación de opciones productivas como el ecoturismo y los aprovechamientos sostenibles, harán que todas esas especies en peligro, dejen de estarlo; creando así nuevamente un ciclo autosustentable, evitando deforestación, depredación y la extinción total de las especies que aún existen.





Reflexión:
¿Por qué he elegido éste tema?
La problemática existente del medio ambiente, los animales en peligro de extinción y la importancia que tienen estos en nuestro ecosistema son de suma importancia y de interés general que no se debe dejar para segundo o tercer término, pues cuidar nuestro planeta implica mantener los recursos que nos brinda para seguir existiendo y hacer permanente nuestro paso por el tiempo.

¿De dónde partí para el presente trabajo?
A partir de la lectura y la inquietud de saber qué es lo que sucede con la fauna existente en nuestro país es que he podido realizar éste trabajo



Bibliografía

Miguel Ángel Armella Villalpando, Ma. de Lourdes Yáñez López, Revista Digital Universitaria,1 de enero 2011 • Volumen 12 Número 1 • ISSN: 1067-6079.

Diario oficial, norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, 30 de diciembre 2010

SEMARNAT, 2009. Programa de Acción para la conservación de la Especie lobo gis Mexicano, (Canis lupus bailey)


Referencias electrónicas
Norma OFICIAL MEXICANA: http://www.semarnat.gob.mx/leyesynormas/Normas%20Oficiales%20Mexicanas%20vigentes/NOM-ECOL-059-2001.pdf
http://www.mexicodesconocido.com.mx/especies-en-la-linea-de-peligro.html
http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=119
                    


domingo, 20 de marzo de 2016

La vida es la unión del Cielo y la Tierra, y la Carta Natal es el mapa que nos permite conocernos a través de las energías del Universo y la Naturaleza. La Astrología Psicológica nos brinda un lenguaje para reconocernos en resonancia con el Cosmos, y nos permite observarnos y descubrir lo que somos en esencia más allá de la familia y la cultura en la que nacimos. Nos permite observar cómo se manifiesta la naturaleza en nuestra Conciencia y bajo qué lente percibimos la realidad. Nos permite observar quiénes somos desde un nuevo enfoque, ligados al Universo y la Naturaleza, y hacer contacto con nuestra esencia, nuestra energía innata.