Mamíferos Mexicanos en Peligro de Extinción
María Isabel Dionicio Teniente
Universidad Abierta y a Distancia
Abril de 2016
Mamíferos Mexicanos en Peligro de
Extinción.
Introducción
A partir del siglo XXI la mayoría de las especies
mexicanas de mamíferos pueden considerarse en peligro de extinción, amenazadas
o con problemas de conservación. Esto se debe a la gran devastación que hemos
hecho de bosques, selvas, desiertos, arroyos, playas, mares, etcétera, en los
que hemos destruido los hábitats de un gran número de especies.
La Norma oficial mexicana
(NOM-059-2001-SEMARNAT) proporciona una lista de 295 especies y subespecies de
mamíferos en alguna categoría de riesgo. Cervantes et al. (2003) menciona 450
especies de mamíferos terrestres, y Ceballos y Oliva (2005) reportan 525
especies, reconociendo 230 especies mexicanas en riesgo. Aproximadamente la
mitad de las especies de mamíferos mexicanos tienen algún tipo de amenaza para
su conservación. Esto es sumamente grave, ya que de no darse un cambio en las
estrategias de desarrollo, toda esta riqueza podría perderse en muy poco
tiempo.
México es rico en mastofauna, desde
edentados (Orden Xenarthra) como los armadillos, hasta cetáceos
(ballenas). Si bien por número de especies destacan los roedores (ratones) y
quirópteros (murciélagos), en la biodiversidad de grupos de mamíferos
encontramos, además de los ya mencionados, a los marsupiales (tlacuaches),
pinnípedos (focas y leones marinos), lagomorfos (conejos y liebres), ungulados
(venados), perisodáctilos (pecarís), insectívoros (musarañas) y los muy
especiales sirénidos (manatíes). Lamentablemente en todos estos grupos
encontramos especies en peligro de extinción o gravemente amenazadas.
México es uno de los cinco países que pueden preciarse de una diversidad
biológica abundante. Así, puede decirse que es megadiverso, lo que
significa que la superficie nacional es privilegiada en lo referente a tipos de
ecosistemas, así como al número y la variación genética de las especies.
Desarrollo
Resulta muy difícil englobar las causas de
desaparición de las especies, pero podemos decir que en la mayoría de ellas se
debe a la destrucción de su hábitat. México se encuentra entre los cinco países
con mayor diversidad del planeta; sin embargo, debido a muchos factores estamos
deteriorando seriamente las selvas del sur, al igual que los bosques y
pastizales del norte, incluyendo por supuesto playas, manglares, etcétera,
reduciendo así la capacidad de los animales para encontrar sitios adecuados
para su sobrevivencia y reproducción.
La cacería ilegal sigue siendo un grave
problema: la falta de regulaciones efectivas e incentivos, propician que muchos
pobladores salgan a cazar sin una regulación de temporada, época reproductiva,
etcétera. Muchos aún justifican en la caza de subsistencia las cacerías sin
control ni beneficio para las poblaciones. Por otra parte, aún persisten
también algunas cacerías con fines religiosos. Si bien es innegable que poco a
poco ha habido un cambio, por contar con leyes más estrictas, como la ley de
equilibrio ecológico, apoyada por convenios internacionales como el Convenio
Internacional de Comercio de Especies (CITES) o simplemente porque la
defaunación ha hecho cada vez más difícil encontrar a algún espécimen.
Así, la mayoría de las especies en peligro
de extinción o amenazadas tienen esta condición porque sus hábitats específicos
están desapareciendo. Para muchas de ellas esto se debe a que tienen en sí
poblaciones pequeñas, adaptadas a condiciones muy particulares en la gran
cantidad de microambientes que se forman en el territorio nacional, gracias a
que éste se encuentra en una zona de transición sur-norte.
México es uno de los cinco países que pueden preciarse de una diversidad
biológica abundante. Así, puede decirse que es megadiverso, lo que
significa que la superficie nacional es privilegiada en lo referente a tipos de
ecosistemas, así como al número y la variación genética de las especies.
En la república mexicana se encuentra 10% de las especies existentes en el planeta, de
las cuales alrededor de 50% son especies
endémicas, y su existencia se limita a una determinada zona. Lo
demuestran las 1,681 especies de
mamíferos, las 1,054 especies de aves –más
de las que habitan en Estados Unidos y Canadá juntas– y las 704 especies de
reptiles, 51% de ellas endémicas, por tanto cabe destacar, con
excepción de Australia, no hay otra región en el mundo que cuente con tantas. En la fauna endémica se encuentran rangos de distribución
muy restringidos, limitados a una isla o a una determinada región del país,
como por ejemplo el charal tarasco (Chiostoma charari),
al cual sólo se le conoce en un pequeño lago alimentado por el manantial La
Mintzita, situado a ocho km al oeste de Morelia.
Pero la
riqueza de la biodiversidad de México no es infinita. Últimamente
se ha visto muy mermada y año tras año se puede apreciar con fotos aéreas e
imágenes desde el espacio cómo desaparecen selvas, bosques y otros tipos de
vegetación nativa que ponen al borde de su existencia a una creciente cifra de
animales asociados a ella. De esta manera, la situación se torna cada día más
delicada, pero como aún no se nota, tanto la gente hace como que no ve, como
que no oye, como que no siente... Pero, ¿hasta cuándo? ¿Hasta que sea tarde?
En la NOM de
2001 se mencionan 221 animales en peligro de extinción. Entre
ellos destacan 43 especies de mamíferos, 72 de aves, 14 de reptiles, seis de
anfibios, 70 de peces y 16 de invertebrados. Cabe señalar que la
lista es un intento para aproximarse a la realidad, pues existe una revisión
continua de acuerdo con un mayor y mejor conocimiento de la flora y la fauna de
México.
Respecto de
las especies endémicas en peligro de extinción, se pueden enumerar ocho de
invertebrados, 62 de peces, cinco de anfibios, cinco de reptiles, 38 de aves y
17 de mamíferos, de acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2001.
Por
desgracia, las actividades humanas no son compatibles con la vida salvaje y son
las que más amenazan a la fauna y la flora. Los entornos se fragmentan y con
ellos caen y se degradan los ecosistemas. A la tala de árboles le sigue de
inmediato un insidioso proceso de erosión y poco después ocurre una serie de
modificaciones que reducen los bienes y los servicios ambientales, lo cual
sumado propicia la extinción de los animales residentes en la zona.
De un año a
otro se derriban 600 mil has de selvas, bosques y otros tipos de vegetación
nativa en México equivalentes a la desaparición de un campo de fútbol por
minuto. La mayor parte de esta destrucción se justifica aduciendo fines
económicos, como destinar tierras a cultivos o pastizales. Se puede afirmar que
estos últimos son los enemigos declarados de los ecosistemas. También hay que
agregar a la lista los incendios.
De esta
manera, tanto la agricultura como la ganadería resultan particularmente
destructivas. Adicionalmente, los lagos y los ríos están contaminando el
entorno con sedimentos que arrastran con la fuerza de la lluvia y el viento.
A este
frenesí de barbarie se añaden las actividades ilegales, como la compraventa de
animales silvestres y la cacería furtiva. La enorme demanda de aves exóticas
con fines decorativos para residencias y hoteles ha disparado el comercio
clandestino y las ha convertido en mercancías codiciadas, por lo que
su futuro es incierto, con graves consecuencias para las poblaciones y los
ecosistemas.
Es frecuente
encontrar en los periódicos notas como la siguiente, que fue tomada al azar:
“El día de hoy, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, PROFEPA,
decomisó 19 ejemplares de fauna silvestre, algunos de ellos
catalogados como ‘en peligro de extinción’, provenientes de Oaxaca, Yucatán,
Chiapas y Campeche en mercados ambulantes de Atizapán y Nicolás Romero,
Estado de México”.
Grupos particulares
La gran mayoría de los pequeños mamíferos
(roedores, quirópteros, pequeños carnívoros, etcétera) ven en la destrucción de
su hábitat la principal causa de su desaparición; sin embargo, es importante
destacar dos grupos, que no son los más numerosos pero sí importantes por las
interacciones que tienen con el ser humano y la poca atención que se les ha
prestado en sus problemáticas de conservación: los mamíferos marinos y los
grandes carnívoros.
Mamíferos marinos
En nuestro país están presentes
prácticamente todas las familias de cetáceos, la súper familia Platanistoidea;
la beluga y el narval, Monodontidae, y la ballena franca enana, la única de la
familia Neobalaenidae. En cuanto a los pinnípedos, de las tres familias sólo
falta la de las morsas, Odobenidae. Sin embargo, es interesante notar que la
costa occidental de Baja California fue escenario para la evolución de las
morsas, pues allí se han encontrado fósiles de estos organismos. En la familia
Balanopteride (verdaderas ballenas) la NOM reconoce 7 especies, 6 de las cuales
están bajo el régimen de protección especial y una en peligro; 18 miembros de
la familia Delphnidae (delfines y orcas); 2 de la familia Keogidae (Cachalotes);
2 de la familia Phocoenidae (marsopas), entre ellas la vaquita marina,
y, finalmente, 5 de la familia Zifinidae (ballenas picudas).
Prácticamente todas estas familias están bajo protección especial, porque la
gran mayoría de las especies de cetáceos usan las aguas mexicanas como lugar de
procreación. Estos estatus de protección corresponden frecuentemente a acuerdos
internacionales. Un caso especial son los delfines y las marsopas, como la
vaquita marina, frecuentemente atrapados en redes de pescadores en las que
perecen por asfixia.
Los pinípedos (focas y lobos marinos), que
habitan sobre todo en las costas de la península de Baja california, ven
afectadas sus poblaciones por diferentes causas, como son la destrucción de sus
hábitats, pues muchas de las playas se están transformado rápidamente en
destinos turísticos, o bien se ven influenciados por éstos, por lo que los
animales ya no encuentran en esas playas sitios a salvo para la procreación. La
contaminación de los mares y las malas prácticas de pesca también son factores
para la desaparición de estas especies. Dos miembros de la familia Otaridae, el
lobo marino de california y la foca de Guadalupe, aparecen en la Norma, el
primero bajo protección especial y el segundo, en peligro. La familia Phocidae,
del elefante marino (Mirounga angustirostris), aparece como amenazada;
la foca común (Phoca vitulina), está bajo protección especial, y la foca
monje del Caribe (Monachus tropicales), aparece como extirpada del medio
silvestre.
Los grandes carnívoros
México presenta una gama de carnívoros
dentro de su mastofauna nativa. Tenemos varios representantes de los
carnívoros, los cuales podemos dividir, arbitrariamente, en dos grupos: los
pequeños carnívoros, dentro de los que encontramos a los zorrillos, las
comadrejas, los cacomixtles, etcétera. sin embargo, en la mayoría de los casos
estos animales tienen tasas de reproducción relativamente altas, que les
permiten sobrevivir aún en zonas con alta presión humana, en pequeñas áreas
naturales. Estos micro-carnívoros consumen en su mayoría insectos, aves,
reptiles o algunos mamíferos de menor tamaño. Cuando llegan a tener interacción
con el hombre, normalmente es porque consumen huevos, gallinas o pollos,
ocasionando pérdidas económicas a los campesinos de escasos recursos
económicos, aunque el daño no es importante en términos económicos.
El otro grupo de carnívoros importante en
México es el de los denominados mega-carnívoros o carnívoros de gran tamaño.
Estos mega-carnívoros suelen tener mayor cantidad de encuentros con el hombre y
su condición de consumidores de carne hace que frecuentemente esas
interacciones entren en el plano de los conflictos, ya que actúan en mayor
grado con el ganado doméstico y muy escasamente causan la muerte directa de los
seres humanos. Estos conflictos se ven incrementados en número e intensidad por
la destrucción de los hábitats nativos y por la destrucción consecuente de las
presas tradicionales de los mega depredadores, por lo que la caza ilegal (en
ocasiones promovida por los gobiernos) ha sido un factor importante para que en
la actualidad los grandes carnívoros mexicanos estén en gravísimo peligro de
extinción, a pesar de que muchos de ellos deberían ser motivo de orgullo
nacional.
Felinos
De los seis felinos silvestres (Cervantes et
al. 2003) que habitan el territorio nacional, el más conocido es el Jaguar
(Panthera onca). Esta especie de origen tropical ha sido reconocida como
el más poderoso de los depredadores. Este bello animal se distribuía en todas
las zonas tropicales de México. Aunque actualmente se ha encontrado en todo el sureste,
principalmente en Chiapas, Quintana Roo y Tabasco, se le ha localizado en
estados del norte como Sinaloa, mientras que en el Golfo se han reportado
jaguares casi hasta la frontera con Estados Unidos y es posible que entren en
ese país, no se conoce realmente la situación real del estado de conservación
de esta especie, entre otras causas porque, como todos los felinos americanos,
es solitario y tiene hábitos nocturnos, además de ser sigiloso por naturaleza.
Si bien el jaguar fue cazado extensivamente por su piel, las fuertes
regulaciones tanto nacionales como internacionales, acerca del comercio de
pieles, han tenido un impacto positivo en la disminución de la caza furtiva.
Sin embargo, la cacería ilegal aún se presenta pretextando la depredación que
causan o pueden causar sobre el ganado.
El Puma (Felis concolor) es un
felino que habita en los bosques del norte del país, de donde es originario, y
ha migrado hasta el sur del continente. Su situación es quizá más desconocida
que la del Jaguar. Es la única especie de los felinos que no aparece en la
norma oficial bajo ninguna condición de riesgo. Para la Unión Internacional de
Conservación de la Naturaleza, esta especie es considerada como de “ultima
preocupación”, lo que quiere decir que no se encuentra en grave situación de
conservación, debido principalmente a su amplio rango de distribución.
De los pequeños félidos el jaguarundi (Herpailurus
jaguarundi) es la especie que se encuentra en mayor peligro de extinción.
Es reconocida como amenazada, a pesar de que como especie tiene una
distribución que abarca el sur de estados Unidos (Texas, Arizona y Florida) y
llega hasta el sur del continente. Por ser de tamaño pequeño su alimentación se
restrinje a vertebrados chicos, y debido a sus hábitos de vida al interior de
las selvas húmedas, es poca su interacción con el ser humano.
Los dos pequeños gatos manchados: el
magray (Leopardos weddii) y el ocelote (Leopardus pardalis),
están en la característica de en peligro. Estos animales, que no rebasan los 10
kg de peso, viven en las zonas selváticas, desde el sur del país hasta
sudamerica. Son perseguidos por sus pieles, aunque, como en el caso del jaguar,
este comercio ha disminuido. Al igual que los otros gatos, sus hábitos
nocturnos y su hábitat al interior de las selvas hacen muy complicado dar un
reporte confiable de la condición de sus poblaciones (Ceballos y Oliva, 2005)
El lince o gato montés (Lynx rufus)
no aparece en la lista de la Norma ofical Mexicana. Su presencia en México
suele ser confundida con los gatos ferales, gatos domésticos que por su tamaño
y coloración abandonan el entorno humano para convertirse en silvestres. De ahí
que existan pocos reportes sobre la especie, a pesar de no encontrarse
“oficialmente” en peligro. Debido a la disminución de su hábitat natural y la
presencia misma de gatos domésticos con los que esta especie puede
entrecruzarse, en algún momento puede desaparecer.
Osos
Otro grupo importante de grandes
carnívoros es el de los osos. En México alguna vez habitaron las dos especies
de grandes úrsidos Americanos: el Grisli (Ursus arctos) y el Oso Negro (Ursus
americanus). El primero aparece en la NOM-059 con el estatus de extirpado
del medio natural. En México no se conoce la presencia de esta especie desde
los años sesenta del siglo XX (animales extinción. es). La subespecie que
habitaba en nuestro país era el Ursos arctos nelsoni, cuyas descripciones
indican que era enorme, pues alcanzaba hasta 1.90 m de alto, parado en dos
patas, y más de 300 kg de peso. La principal razón de su desaparición fue la
cacería indiscriminada, aunada a su bajo potencial reproductivo. Por ser un
carnívoro cazador se le atribuyó la destrucción de ganado en el norte de México.
La especie que se mantiene en México es el
Oso Negro. También es carnívoro y se sabe que puede cazar y depredar ganado. La
mayoría de sus hábitos alimenticios incluyen bayas, frutos y varios vegetales,
por lo que es percibido como una amenaza menor para la población humana. En la
norma oficial mexicana esta especie figura como “en peligro y en la
modificación que se hizo en el 2008, se reconoce a la población que habita en
la Sierra del Burro, en Coahuila, como de protección especial. Encontrarse esta
especie en el apéndice II del CITES (Convenio Internacional de Comercio de
Especies) indica que puede ser objeto de cierto nivel de comercio, ya que en
norteamérica existen poblaciones importantes en el medio silvestre, lo que
significa que la especie no está en grave peligro a nivel mundial. A pesar de
esto la especie está considerada dentro de los programas de protección especial
del convenio Canada-Estados Unidos-México para su protección.
Cánidos
La familia de los cánidos es la tercera de
los grandes depredadores. Cervantes et al. reconócen cuatro especies de
esta familia: el coyote (Canis latrans) y la zorra gris (Urocyon
cineroargentatus) no están considerados en peligro por la NOM-059-2001. Son
especies muy adaptables y esquivas, con altos potenciales reproductivos y
omnívoros, por lo que pueden comer prácticamente lo que sea. Dos especies más
de la familia cánide sí aparecen en la Norma: la zorra del desierto (Vulpes
velox), de la cual se reportan 6 subespecies, todas bajo el criterio de
amenazadas. Su distribución reducida, tamaño pequeño y hábitat específico,
hacen que esta especie esté en peligro de extinción.
El
lobo mexicano es el último de los grandes carnívoros que está considerado por
la NOM-059 como extirpado del medio natural. Los últimos ejemplares de que se
tenga evidencia científica, fueron capturados a finales de la década de los
setenta en Durango y Chihuaha. Desde entonces los escasos reportes de aullidos
o avistamientos no han podido ser comprobados. Esta especie, tiene una
subespecie prácticamente exclusiva de México: el lobo mexicano (Canis lupus
baileyi), que se encuentra en estado de conservación. Actualmente la
SEMARNAT (2009) la tiene como una de las especies prioritarias para la
conservación. Tiene un plan piloto para reintroducir un número limitado de
ejemplares en el noroeste del país, en las zonas altas de la Sierra Madre
Occidental, que permita recrear uno de los ecosistemas de esta zona del país.
Como ninguna otra de las especies
mencionadas, el lobo mexicano tiene una historia de recuperación que demuestra
que el trabajo decidido y en conjunto da resultados importantes. A partir de
sólo cinco lobos capturados, más unos cuantos más que se encontraban en un
rancho texano y algunos albergados en el zoológico de San Juan de Aragón, se
cuenta ahora con más de 300 en zoológicos de México y Estados Unidos. El
proyecto tenía el objetivo de reestablecer al menos una población de esta
especie en su área original de distribución (Álvarez, et al., 2003).
El lobo, como ninguna otra especie de
mamífero, fue perseguido, cazado, envenenado y exterminado en México,
principalmente por la depredación que causó ésta muy adaptable especie sobre el
ganado ovino, vacuno y caballar, además de ser la causante, como se le
atribuyó, de la diseminación de la rabia entre los perros domésticos (González et
al. 2004). Los esfuerzos por su recuperación se vuelven todavía más
importantes ante el cambio de actitud para reconocer que su desaparición, como
la de cualquier otra especie, es una pérdida irremediable, mientras que los
programas para recuperar ésta se hacen necesarios.
El ejemplo del lobo mexicano puede ser
seguido para otras especies como el oso y el jaguar, que si bien sus
poblaciones no se han reducido tanto como las del lobo, sí han visto mermadas
las áreas en las que antes era común observarlos.
Conclusiones
Debido a lo complicada que es la
conservación de los mamíferos en México en el siglo XXI, el incremento en la
población humana y la destrucción intensiva de las zonas naturales, en gran
medida por problemas de corrupción, la falta de compromiso, educación y
conciencia, se reducen cada vez más los hábitats en que viven los mamíferos
silvestres grandes y pequeños. Si bien el cambio de actitud mostrado por
algunas autoridades y la existencia de leyes e instrumentos jurídicos cada vez
más estrictos, permiten albergar la esperanza de que muchas de las especies
encontrarán refugio para estar a salvo y sobrevivir, es claro que será solamente
a través de la educación ambiental de la población; la generación de opciones
productivas como el ecoturismo y los aprovechamientos sostenibles, harán que
todas esas especies en peligro, dejen de estarlo; creando así nuevamente un
ciclo autosustentable, evitando deforestación, depredación y la extinción total
de las especies que aún existen.
Reflexión:
¿Por qué he elegido éste tema?
La problemática existente del medio
ambiente, los animales en peligro de extinción y la importancia que tienen
estos en nuestro ecosistema son de suma importancia y de interés general que no
se debe dejar para segundo o tercer término, pues cuidar nuestro planeta
implica mantener los recursos que nos brinda para seguir existiendo y hacer
permanente nuestro paso por el tiempo.
¿De dónde partí para el presente trabajo?
A partir de la lectura y la inquietud de
saber qué es lo que sucede con la fauna existente en nuestro país es que he
podido realizar éste trabajo
Bibliografía
Miguel Ángel Armella Villalpando, Ma. de Lourdes
Yáñez López, Revista Digital Universitaria,1 de enero 2011 • Volumen 12
Número 1 • ISSN: 1067-6079.
Diario oficial, norma Oficial Mexicana
NOM-059-SEMARNAT-2010, 30 de diciembre 2010
SEMARNAT, 2009. Programa de Acción para la
conservación de la Especie lobo gis Mexicano, (Canis lupus bailey)
Referencias electrónicas
Norma OFICIAL MEXICANA: http://www.semarnat.gob.mx/leyesynormas/Normas%20Oficiales%20Mexicanas%20vigentes/NOM-ECOL-059-2001.pdf
http://www.mexicodesconocido.com.mx/especies-en-la-linea-de-peligro.html
http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=119